Nanopartículas, enemigos invisibles
En la actualidad, la competencia por la atención del público, su complacencia y su satisfacción, ha llevado a los mercados a adulterar sus productos con diversas sustancias, a veces inocuas, a veces neutrales y a veces dañinas. Más brillante, más duro, más blando, más rápido, más adictivo, más dulce, más jugoso, más atractivo. Todas estas características y muchas más se pueden potenciar con aditivos naturales, pero más seguido que no, artificiales, i.e. concebidos en un laboratorio. Y ahí es justo donde radica el problema: muchas de las sustancias que se añaden a los productos originales son, en mayor o menor medida, dañinas para el ser humano, o, incluso, con efectos desconocidos por ser demasiado nuevos y no haber ciencia que respalde y justifique su uso.
Qué son las nanopartículas
La nanotecnología es el área de investigación que estudia, diseña y fabrica materiales o sistemas a una escala nanométrica y brinda una aplicación práctica en la industria de alimentos. La escala nanométrica corresponde a longitudes entre 1 y 100 nanómetros (nm), donde 1 nm corresponde a aquella parte que resulta de dividir un metro lineal en mil millones de partes. Los objetos que se encuentran en esta escala y cuya dimensiones se hayan entre 1 y 100 nm se consideran nanomateriales. Las nanopartículas tendrán una gran impacto en la industria alimentaria, desde los métodos para cultivar, producir y procesar alimentos hasta cómo se envasan, transportan y consumen. Las compañías están desarrollando varias que afectarán enormemente no sólo al sabor de la comida, sino también a la seguridad y a los beneficios para la salud que los alimentos proporcionan.
Algunas aplicaciones de las nanopartículas
Nanopartículas en complementos dietéticos
En la industria alimentaria es más probable que encontremos la nanotecnología en los complementos dietéticos. La promesa de las nanotecnologías es que podrían permitir rediseñar los ingredientes, aprovechando la absorción más rápida de las nanopartículas en el cuerpo. Esto podría proporcionar nutrientes saludables con mayor eficiencia al cuerpo, permitiendo que los componentes menos deseables sencillamente lo atravesaran sin quedarse en su interior. Por ejemplo: endulzantes artificiales.
Nanopartículas en alimentos frescos
Productores, comerciantes y la sociedad en general se beneficiarían de métodos que evitarán desechar productos en buen estado de manera prematura debido a las fechas de caducidad. Una idea es disponer de sensores con nanotecnología incluida, en alimentos sellados o envases farmacéuticos, de manera que proporcionen información visible acerca del estado del contenido, su frescura, o incluso del estado del envase, indicando si se ha mantenido a la temperatura adecuada durante toda la cadena alimenticia, o si se ha estropeado, etc. Por ejemplo: carnes y aves sellados al alto vacío.
Nanopartículas en comida envasada
Las nanotecnologías también se utilizan en algunos envases y recipientes para alimentos. En concreto, se utilizan nanopartículas de plata por sus propiedades bactericidas. Por ejemplo: tuppers.
Riesgos potenciales
Algunas investigaciones recientes han mostrado que algunas nanopartículas, como las del carbono, se pueden encontrar en una serie de productos que contienen “caramelos alimentarios”, o sea, alimentos como pan, copos de maíz y galletas. Esto indica que ya hemos estado expuestos a los nanomateriales, probablemente desde hace mucho tiempo, y no se ha causado ningún daño para los humanos. Sin embargo, en la actualidad los científicos está considerando otros tipos de nanomateriales que podrían tener efectos diferentes de las nanopartículas “accidentales” producidas durante el procesamiento de los alimentos, a las cuales ya hemos estado expuestos.
Posibles consecuencias
La comida procesada es lo opuesto a una alimentación saludable por numerosas razones diferentes, entre las cuales encontramos la adición de productos químicos no regulados y, a menudo, no divulgados. Usos tan variados como prolongar la vida útil de los alimentos, mejorar la textura, sabor y apariencia. En las pruebas realizadas por el Instituto Adolphe Merkle de la Universidad de Friburgo y la Oficina Federal de Seguridad Alimentaria y Veterinaria en Suiza, se detectó dióxido de titanio nanométrico, óxido de silicio y talco en el 27 % de los productos alimenticios evaluados.
Posición YEMA al respecto
En YEMA estamos en contra del uso de nanopartículas de origen sintético que pueden causar daños irreversibles a la salud, como es el caso de dióxido de Titanio. En algunos productos de origen farmacéutico es inherente el uso de estas moléculas, por lo que estamos buscando nuevas alternativas para lanzar productos libres de estos componentes. Por otro lado, evaluamos el uso de nanopartículas de origen natural que puedan generar alguna mejora en alimentos, analizamos sus pros y contras hasta determinar si son viables para consumo humano. Por ejemplo, nanopartículas a base de fibra dietética para conservar manzanas y evitar la cera. Esta fibra es 100% natural y no genera daños al organismo. En resumen, estamos en contra de las nanopartículas sólo de origen sintético.
Tipos de nanoprtículas
Dióxido de Titanio E171
Uno de estos aditivos son las nanopartículas. Como su nombre lo dice, son increíblemente pequeñas, imperceptibles para el ojo humano, o para cualquier de nuestros sentidos, en todo caso. Representan una importante área de investigación científica, ya que hay una amplia variedad de aplicaciones en una gran variedad de campos: biomédicos, ópticos, electrónicos, agricultura y alimentación. En el caso particular del aditivo E171, (dióxido de titanio), por ejemplo, éste tiene la particularidad de proporcionar un blanco opaco, de ahí que se encuentre en muchos productos de confitería, como grajeas, gomas de mascar o los celebérrimos M & M ’s. Se cree que las nanopartículas pueden provocar daños en el ADN, retardar el crecimiento, provocar inflamaciones crónicas así como reacciones de hipersensibilidad y alergias. Se sospecha que puede debilitar el sistema inmunitario y que podría ser cancerígeno probable. Debido a la creciente preocupación por la seguridad, Francia recientemente lo prohibió en los alimentos a partir de 2020; mientras que en los Estados Unidos no existen regulaciones que rijan las nanopartículas en alimentos.
Dióxido de silicio E551
Por otra parte, el dióxido de silicio E551 es un antiapelmazante muy usado en productos de comida. Aunque los investigadores admiten que no existe evidencia de que el uso del E551 pueda resultar nocivo en las cantidades que se utiliza, señalan que faltan datos para confirmar su seguridad. Además, el aditivo se compone de aglomerados de nanopartículas primarias de más de 100 nm. Sin embargo, según el material del que se parta para obtenerlo y el proceso empleado para fabricar el aditivo, no se puede descartar totalmente que algunos de esos aglomerados tengan unas dimensiones inferiores a 100 nm", el límite a partir del cual debería indicarse en el etiquetado que un producto contiene nanopartículas.
El problema de saber si un producto tiene o no nanopartículas
La falta de certezas sobre los efectos que las nanopartículas podrían tener sobre nuestra salud ha llevado a imponer la obligatoriedad de informar sobre su presencia en el etiquetado de los productos que las contengan o podrían contener. Recientemente, ante la polémica generada por varios escándalos alimentarios, el gobierno francés analizó miles de productos para revisar diferentes aspectos relacionados con la seguridad alimentaria. Uno de los aspectos en los que se fijó fue en la presencia de nanopartículas en productos de uso habitual y en si esa presencia se veía reflejada en el etiquetado.
Si tienes alguna pregunta al respecto, no dudes en escribirme a [email protected], donde con mucho gusto intentaré resolverlas.
Iram Solís
Ing. en Biotecnología y Jefe de Desarrollo de Producto
Publicado el martes 16 jun 2020