Existen rumores que dicen que la miel en bebés les puede causar botulismo. ¿Qué tanto es cierto en ellos? ¿Qué tanto es paparrucha? Un poco de ambas. Ahora vamos a pasar a desmenuzarlas.

Decían las abuelitas que un biberón apenas sumergido en miel hacía que el bebé se terminara su leche más aprisa y asociara el sabor dulcecito con la hora de la comida, haciéndolo cada vez con más gusto. Esto, con el tiempo se probó –si bien infalible– no tan conveniente para el niño, porque en efecto, puede en muy raros casos, causarle botulismo infantil.

Existe también otro tipo de botulismo, tanto infantil y no, que es causado por uso dermatológico, a través de heridas en la piel. Es la forma más rara de la enfermedad, pero existe. Se han documentado sólo un manojo de casos en el mundo, de los cuales, el 93% se recuperaron(3), y los que no, se debe a que los pacientes presentaban indicios de abuso de drogas fuertes como la heroína. El botulismo por aplicar miel en la piel sana es inexistente; tanto que no existe ni un caso en que se haya presentado sólo por eso.

El problema también está siendo exagerado

Si bien el botulismo es una afección real y puede ser derivada de ingerir miel antes de los seis meses de edad, la realidad de las cosas es que ha sido un poco exagerado su potencial: la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que en los primeros meses de nacido, a los bebés se les alimente casi en exclusiva de leche materna, por lo que no debería haber tema con bacterias en la miel ni en ningún otro producto. Eso sin mencionar que es una enfermedad tan rara, que sólo dos casos por año se registran en Europa, según la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, por sus siglas en inglés). En pocas palabras, mientras no le demos miel todos los días en el biberón ni en ningún otro lado, el bebé debería estar perfecto. Como todos.