Los propósitos de año nuevo son muy bonitos, muy saludables, positivos, motivadores y románticos. El problema con ellos es que, justamente, se quedan siempre en eso: propósitos. Rara vez se concretan. Las primeras semanas del año los gimnasios están abarrotados, las pistas de correr saturadas, las albercas rebosantes y hasta la ciclopista es complicada. Conforme avanza enero se van vaciando; para febrero ya están vacías de vuelta. El entusiasmo del nuevo año se disipó y generalmente sólo la gente que tiene el hábito de ir sigue yendo. Y para estamos aquí hoy: para intentar generar un hábito.

¿Qué es un hábito?

Un hábito puede ser lo que tú quieras. Idealmente debería ser positivo, pero ¿quién soy yo para decirte lo que tienes que hacer? Mi punto es que puede ser tan simple como tomar un vaso de agua todos los días al despertar, o tan complicado como correr 10 Km todos los días, o dejar de fumar. Todos son posibles y todos son válidos. Lo que sí deberíamos evitar (para no tirar la toalla al mes) es ponernos metas demasiado ambiciosas de entrada. Por ejemplo, si el objetivo es, en efecto, correr 10 Km todos los días antes de llegar a la oficina... quizá empezar corriendo 3 Km lunes, miércoles y viernes; una vez que logramos hacer eso, irle subiendo. Ya sean más días a la semana o agregarle kilómetros a los mismos tres días, pero de a poquito. Si te engolosinas y te avorazas, segurísimo abandonas. Mi punto es:

Determina objetivos alcanzables

• Ponte metas realistas. Metas que sí vayas a cumplir. Piensa bien cuántos días a la semana lo vas a hacer (mínimo 3, por piedad). Piensa si sí te vas a levantar más temprano, de lo contrario, considera mejor hacerlo en la noche. Piensa si lo vas a hacer los fines: yo recomiendo dejarlos libres, por lo menos al principio, luego vamos viendo. Piensa si es algo que disfrutes hacer (o no la sufras tanto): si odias nadar, no planees hacerlo tres veces a la semana, mejor sal a correr o vete al Síclo, que es un sueño; si odias las verduras, ésas sí hay que comerlas, ni modo; pero si odias las pesas, no las hagas, encuentra algo que sí te lata; opciones hay miles. Piensa qué tan lejos o cerca está el lugar al que planeas ir. El tráfico en la ciudad es duro, considera que ir hasta El Sope viviendo en Tlalpan te va a llevar una hora de ida y otra de vuelta. Los primeros tres días vas a ir de sumo agrado, ¿pero al vigésimo? Y si tu meta es dejar de fumar, piensa en hacerlo poco a poco, que lo extrañes cada vez menos. A lo mejor primero sólo fumar los fines y en reuniones, luego sólo reuniones y luego ya nada. Algo por el estilo.

Registra tu avance

• Lleva un registro de qué tanto nadaste, levantaste, corriste, leíste, dejaste de comer, de fumar, de ver el teléfono. Hay varias apps súper útiles para monitorear tu progreso o retroceso, bájate la que más te convenga y estate al pendiente. Es una buena manera de saber cómo y cuándo puedes elevar tus expectativas, los kilos o los kilómetros. Si ves que de plano no cumpliste la meta ningún día de la semana, seguro conviene bajarle dos rayitas y empezar de cero. Más vale volver a empezar que abandonarlo y retomar hasta el año que viene.

Evalúate mínimo una vez al mes

• . El librito dice que cada 21 días, que porque son estos los que requiere "formar un hábito" que no vas a dejar. No estoy de acuerdo. He visto cuates que van 3 meses al gym, lo dejan y nunca más lo retoman. He visto familiares dejar de fumar por un año y lo siguen extrañando como si llevaran un día, y lo retoman como si nada. Cada uno es diferente y hay a quienes les lleva dos semanas, hay a quienes les lleva un año. Es cuestión de decidirse a hacerlo y no dejarlo por ningún motivo ni pretexto. Evaluarse mensualmente ayuda a motivarse, adaptarse, mejorar, y, por ende, a no dejarlo tan fácil.

La clave de todo está en la repetición. Hazlo, no es tan difícil como suena. Si tienes cualquier duda, queja, sugerencia, consejo, pregunta, crisis existencial o lo que sea, no dejes de escribirme, que para eso estamos.

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