El CBD es un tipo de cannabidiol, un compuesto extraído de la planta del cáñamo. Su consumo es seguro y NO adictivo. En otras palabras, es uno de los compuestos no psicoactivos del cannabis, por lo que no te pone “high”, ni mucho menos. Y déjenme repetir eso último para que quede bien claro: NO vas a “volar”, alucinar ni sentir los efectos típicos de la mariguana. Ese efecto es causado por otra sustancia, completamente diferente, llamada THC, la cual sí es responsable de ese sentimiento de intoxicación en la mariguana. Los aceites y pomadas de CBD típicamente tienen menos del 0.03% de THC, o son completamente libres de esta sustancia, por lo que no generan efectos psicoactivos en el consumidor.

El cuerpo humano tiene un sistema, como el digestivo o el respiratorio que todos conocemos desde la primaria, llamado sistema endocannabinoide. Éste desempeña un papel importante en la regulación de una amplia gama de procesos, como el estado de ánimo, nivel de energía, salud intestinal, actividad inmunológica, presión arterial, metabolismo de la glucosa, estrés, hambre y más(3). Lo que hace el CBD es fungir como llave para activar este sistema endocannabinoide, haciendo que todas esas funciones trabajen de mejor manera. Es por eso que es tan efectivo y, sobre todo, natural. Digamos que el cuerpo humano está “diseñado” para reaccionar a este compuesto.

Como cada cuerpo es diferente y el compuesto trabaja a nivel celular, la dosis para cada quien será muy variable. El tamaño, peso y tolerancia a sustancias de cada consumidor va a influir enormemente en esta respuesta. Desde 10 mg al día hasta 100 mg(4) será lo más común, dependiendo la sensibilidad y tolerancia de la persona. Lo más común es mediante un gotero de baja concentración, como el gotero sublingual Good Vibes, el cual puede administrar una dosis baja para consumidores principiantes. El tiempo que tarda en hacer efecto puede variar desde unos minutos hasta cerca de una hora. En algunos casos, puede llevar varios días de uso recurrente para empezar a notar diferencias en el estado de ánimo(1). Se recomienda empezar con la dosis más baja (2 gotas al día) durante por lo menos dos semanas para monitorear el efecto, e ir subiéndola, ya sea en número de gotas o en concentración) poco a poco conforme se requiera. Es importante decir que, como con todo (hasta el agua en exceso hace daño) no hay que exceder la capacidad del cuerpo para asimilarla. “Todo con medida”, como dicen los comerciales.

Desafortunadamente nuestras mascotas también son víctimas de dolores crónicos, causados por enfermedades y/o enfermedades y esto nos rompe el corazón a los dueños, por no decir papás. En estos casos, hay muchos remedios medicinales pero algunos de ellos pueden irritar el sistema digestivo o tener complicaciones de diferentes índoles. Para estos casos, también es útil el CBD. Así como en humanos alivia el dolor, lo mismo pasa con los animales. La Universidad de Cornell descubrió que los puntajes de dolor en perros con artritis disminuyó ampliamente en los sujetos a CBD, sin efectos secundarios negativos(6). Una dosis adecuada de CBD puede ayudar a tu perrito/gatito/hurón/mascota a que la pase mucho mejor. Y ¿qué más quisiéramos que nuestras mascotas nunca sufrieran? Existen productos especiales para mascotas y es importante decir que no son los mismos que para los humanos. Las dosis son completamente diferentes, y los ingredientes adicionales como chocolate, pasas, etcétera, podrían ser tóxicos para ellos. Mucho menos versiones vaporizadas o que involucren humo, ya que dañan sus pulmoncitos y sistema respiratorio.